NO ESTRECHAMOS LAS MANOS A LOS TERRORISTAS DE ESTADO

Los métodos criminales de los Videla volvieron a sonar en nuestro continente en gran escala con la masacre perpetrada por el gobierno colombiano de Uribe para abortar la salida pacífica al conflicto armado en Colombia y desestabilizar a los gobiernos de Venezuela y Ecuador. Fue una masacre destinada a salvar al Plan Colombia, que es una declaración de guerra financiada por Bush contra los campesinos y la independencia nacional de Colombia y de toda América Latina.
El terrorismo de Estado se escudó esta vez en la ‘seguridad democrática’, que se ha convertido en mejor escudo que la dictadura o el ‘proceso’ para defender el mismo orden social de explotación.
Los gobiernos de la OEA, incluido especialmente el de Cristina Kirchner (y los Lula, los Tabaré y las Bachelet), no condenaron sin embargo al gobierno agresor – por eso contaron con el voto de los representantes de Uribe y de Bush.
Tres días más tarde, estos mismos gobiernos se estrecharon las manos y firmaron una declaración que reivindica la “acción multilateral” para enfrentar a los “grupos insurgentes”, dando de este modo una carta de ciudadanía latinoamericana a los métodos diseñados en Bogotá y en Washington.
La ‘denuncia’ a la acción ‘unilateral’ se convirtió en una legitimación de la intervención militar ‘multilateral’ como la que Bush viene desarrollando en Yugoslavia, Afganistán o Irán, respaldado por resoluciones de las Naciones Unidas.
O como la que Bush, los Lula, los Tabaré y los Kirchner vienen ejerciendo en Haití.
A 32 años del 24 de Marzo, los mismos aparatos de Estado y los mismos intereses capitalistas que en su momento buscaron la protección de las dictaduras militares reivindican sus métodos sin decirlo y hasta en forma vergonzosa (con la excepción de Uribe y de Bush, que los siguen defendiendo desde su posición de ‘combatientes’), ahora bajo el eufemismo de “la defensa de la democracia”.
Los que han vuelto a albergar ilusiones en el nacionalismo burgués, como el que encarna Hugo Chávez, han sufrido un duro revés, del cual deberían sacar las conclusiones políticas adecuadas.
A los argentinos todo esto nos debiera poner doblemente en alerta, y no solamente porque los juicios a los genocidas se arrastran penosamente en el tiempo, o porque los grupos de tareas siguen actuando: desapareciendo y suicidando testigos.
No solamente porque los criminales, como ocurre con el genocida Ricardo Cavallo, piden a gritos que se los juzgue en el país y que se lo saque de las cárceles españolas.
No solamente porque siguen las torturas en las comisarías, el gatillo fácil y las zonas liberadas para reprimir o para secuestrar. No solamente porque los aparatos de represión, de espionaje y de infiltración siguen en pie y muy activos, y realizan más que nunca la ‘inteligencia interior’ que la ley les tiene prohibida.
Debemos estar doblemente alertas porque han vuelto a aparecer, instigadas por el matrimonio presidencial, las patotas ‘sindicales’ que agreden a los luchadores obreros, con la complicidad de la policía y de los represores.
Es lo que ocurrió con los docentes en Neuquén, en Santa Cruz y en Salta; con los trabajadores del subte, del Casino, del Hospital Francés, de la Línea 60, de la metalúrgica Dana; el pacto de la Presidenta con Moyano busca correrlos a la “banquina” (palabras de Clarín) del sindicalismo y de la política.
Debemos estar doblemente alertas porque sigue impune el crimen de Carlos Fuentealba y porque hay negligencia para investigar y castigar el del militante Lázaro Duarte, también en Neuquén.
Y porque Jorge Julio López sigue sin aparecer, y de sus secuestradores no se sabe nada.Debemos estar atentos porque la patota de Macri quiere duplicar el aparato de represión en la Ciudad de Buenos Aires y reconquistar a tiros “el espacio público”.
Llamamos a transformar el ‘feriado’ del 24 de Marzo, que esta vez es además ‘largo’, en una gran jornada de movilización por las libertades democráticas en toda América Latina, es decir por el desmantelamiento de todos los aparatos de Estado al servicio de los explotadores nacionales y extranjeros. Fueran los planes Colombia, de los Uribe y los Bush. Juicio y castigo a todos los culpables. Por la unidad socialista de América Latina.

CRISTINA, MOYANO Y URIBE


En su afán de ofrecer discursos ‘doctrinarios', la Presidenta revela una hilacha mucho más reaccionaria que la de su marido; en realidad, marca la evolución del régimen hacia la derecha.
Su improvisación ante el Congreso no tuvo desperdicio: atacó, de nuevo, a los maestros; denunció a la Corte por haber acordado la movilidad de las jubilaciones; exigió, a lo Blumberg, mano dura con la delincuencia, que, como todo el mundo sabe, es encubierta, prohijada y manipulada por sus propios aparatos policiales.
Quiere que los niños tengan 180 días de clase, pero no se dio cuenta de que, desde 2002, la deserción escolar crece en la primaria y que lo mismo ocurre con el número de becas que se otorgan.
¿No sería mejor que la señora se ocupara de esto?
Un ministro de su cuño, en Mendoza, llamó a disparar contra ocupantes de vivienda - quizá porque es más barato que construirlas y resolver un enorme problema del pueblo.
Tal vez porque estaba pensando en Blumberg, la inquilina de la Rosada no recordó en su discurso a Jorge Julio López, ni tampoco explicó por qué el torturador Ricardo Cavallo, encerrado en España, está desesperado para que lo juzguen en Argentina.
Cavallo espera que la extradición que tramita la Presidenta le depare un futuro parecido a los ochocientos criminales que siguen sin ser juzgados ni condenados en el país.
Pero mientras la Presidenta se anotaba contra jubilados y maestros, su secretario Moreno confeccionaba un índice de costo de vida que describe el futuro que el matrimonio oficial le depara a nuestro pueblo.
Ese índice no registrará los gastos de salud, salvo los asistenciales; tampoco los de educación, salvo los elementales; menos los vacacionales, salvo los que concedan los burócratas sindicales; ni tampoco los de la vivienda, salvo los que se incurran en una villa de emergencia.
Con salud, educación, recreación y vivienda cero, el índice Moreno promediará el costo de las necesidades básicas de una familia argentina.
¿No es simplemente maravilloso este ensueño nacional y popular?
Es que a la Presidenta le importa, antes que nada, el superávit fiscal, no solamente para pagar la deuda externa, sino los trenes bala y los contratos de obras públicas que forman la ‘caja' oficial.
Por ejemplo, el Estado deberá emitir 4.000 millones de dólares en bonos para garantizar el financiamiento del tren bala que otorgará el ultrajado banco Société Génerale.
Un régimen como el que describe la Presidenta requiere, piensa ella misma, mano dura con los que disienten.
Por eso fue a verlo a Moyano, a pesar de que en otro discurso, el de su investidura, había prometido "no meterse en internas sindicales".
Es que Moyano, espera ella, puede movilizar a las patotas que, en palabras de Clarín (5/3), mantengan "a los díscolos, a los anárquicos y a los ultraizquierdistas en la banquina".
La subespecie referida son los trabajadores de la Línea 60, los del Casino, los del Subte, los del Hospital Francés, los petroleros y docentes de Santa Cruz.
Moyano, por su lado, está pensando en sus propios negocios con el Estado, como el Belgrano Cargas o los subsidios al transporte.
¿Pero puede un pacto de intereses hacer frente al descontento que producen la inflación, las inundaciones, la falta de energía, la crisis de vivienda?
Es con esta política anti-obrera que Cristina lleva esta semana sus improvisaciones al exterior, pero no para condenar a Bush y a Uribe por sus intentos de hacer abortar el intercambio humanitario y la paz en Colombia, y por preparar la desestabilización de Venezuela, sino para lograr que Chávez y Correa se avengan a un compromiso de ‘paz' (¿?) con los criminales.
Como prueba de su ‘equidistancia' la Presidenta viajará a Haití a reafirmar el compromiso de la fuerza militar de ocupación en ese país al servicio del imperialismo yanqui.
Vestida de traje, como una jueza, o con look informal, como le aconseja un modisto profesional, la Presidenta representa a la burguesía nacional aliada a Repsol, al Société Génerale, al Banco Mundial, a Wall Street (donde tocó la campanita).
Como también improvisó ante Moyano, reclama la colaboración de los obreros con el capital, o sea de la gallina con los zorros.
El resultado es una política contra los docentes y los jubilados, salarios reglamentados, flexibilidad laboral, la regimentación de los sindicatos por medio de la burocracia, la mano dura.
En esta hora de crisis del capital a nivel mundial, de crisis política internacional en América Latina y de amenazas imperialistas, de lucha por el salario y las libertades sindicales en Argentina, los luchadores deben empeñarse en estructurar una alternativa política propia de la clase obrera.