VIERNES 28 DE AGOSTO - 17 HORAS

¡Todos a la marcha contra el golpe en Honduras y la instalación de bases yanquis en Colombia!

Mientras en Bariloche se reúnen los presidentes integrantes de la Unasur, un conjunto de organizaciones de derechos humanos, sociales, estudiantiles y políticas nos concentramos, a partir de las 17 horas, en Carlos Pellegrini al 1363, en las puertas de la Embajada de Colombia para marchar hasta Plaza de Mayo en repudio al golpe cívico-militar en Honduras y la instalación de las bases yanquis en Colombia.

* Por la victoria de la rebelión del pueblo hondureño contra el golpe.

* Solidaridad con el pueblo hondureño que demanda la restitución de Zelaya sin condicionamientos.

* Abajo los golpistas y sus aliados imperialistas.

* No a las bases norteamericanas en Colombia.

* Fuera las tropas y bases imperialistas de América Latina.

Es necesaria la más amplia movilización internacional para derrotar a los golpistas.

Autoconvocatoria contra el golpe en Honduras y las bases yanquis en Colombia

La victoria de los petroleros de Santa Cruz

K y Eskenazi en otro golpe ‘destituyente'


La gran huelga de los petroleros de Santa Cruz concluyó, en primer lugar, con una victoria. El Ministerio de Trabajo ordenó a los pulpos petroleros que paguen los veinte días de huelga que reclamaban los trabajadores. El interrogante es qué obtuvieron a cambio estos pulpos, cuyo entrelazamiento con la camarilla de Kirchner es notorio. Las primeras noticias indicaban que la moneda de cambio podía haber sido la intervención de la regional Santa Cruz por parte de la burocracia de la Federación. Pero Segovia, el dirigente del sindicato provincial, dejó en claro que el laudo del Ministerio lo habría arreglado él con “su amigo” (textual), el ministro De Vido. Sea como fuere, los asuntos verdaderamente candentes de la provincia siguen en pie y tendrán derivaciones inmediatas: el despido de trabajadores por parte de los pulpos; la paralización de actividades por parte de las patronales y el destino del gobernador Peralta.

De acuerdo con insistentes informaciones, los K pondrán fin al gobierno provincial apenas se elijan autoridades en la renovación del cuerpo en diciembre, entonces será ubicado en su lugar el designado para suceder a Peralta. Santa Cruz vive una explosiva situación social y sindical, y se encuentra en las vísperas de su tercer golpe de Estado. A fuerza de hablar contra los ‘destituyentes’ de la oposición y de la soja, el único y repetido ‘destituyente’ es el clan K.

El desarrollo de la huelga

Durante veinte días, los petroleros sacudieron a la provincia con una durísima huelga. La paralización de la producción fue total y se extendió a varios tramos de oleoductos y gasoductos. Los cortes de la ruta 3 y las ocupaciones de plantas envolvieron a centenares y miles de trabajadores.

La huelga arrancó en una combativa asamblea de delegados de todo el norte provincial. Allí, los delegados de Las Heras denunciaron que los pulpos petroleros tienen a la mitad de los trabajadores suspendidos. La asamblea reclamó el inmediato retorno de todos al trabajo, la reactivación de los pozos, ninguna suspensión, ningún despido, defensa de condiciones dignas de trabajo. Los delegados también colocaron sobre el tapete el reclamo del 82% móvil para los jubilados y la cuestión de elevar el mínimo no imponible a las ganancias, que con el aumento vuelve a afectar al salario. La respuesta de Segovia, el burócrata provincial, anticipó su política: “sólo hablaremos del 25 por ciento de aumento”; la cuestión de fondo de las suspensiones, los despidos y el virtual lock-out patronal fue canalizada por un reclamo salarial cinco puntos superior al acordado por la Federación nacional y las patronales.

Finalmente, los santacruceños obtuvieron mejoras en los adicionales, por encima del 20% en cuotas firmado por la Federación. Pero, desde el vamos, la burocracia dejó a un lado el reclamo del retorno al trabajo, que deja librado a cada empresa o lugar de trabajo en forma aislada. Cuando el gobierno dictó la conciliación obligatoria contra la huelga por salarios para la provincia, Segovia resolvió seguir con el paro con la bandera del pago de los días caídos. Para sorpresa de los medios, Peralta se hizo ver en las asambleas para dar un apoyo.

Mientras tanto, el mencionado Peralta seguía recibiendo de las petroleras los adelantos de regalías para poder pagar los sueldos de la administración pública. Como se puede apreciar, la política nacional y popular en Santa Cruz se reduce a enredos y trifulcas dentro de la camarilla oficial. Todos están en el mismo barco, pero en la nave sobran los pasajeros y crecen las molestias.

La intervención

En este cuadro, las petroleras, el gobierno y la burocracia de la Federación montaron una operación contra la huelga y contra los petroleros. La Federación Petrolera nacional anunció la intervención del sindicato santacruceño, nada menos que por haber “desacatado la conciliación obligatoria” y “otros hechos graves”. No colocan en el banquillo a Segovia, sino a la lucha de la clase obrera petrolera. Como réplica, Segovia anunció que, si se concreta la intervención, desafiliará al sindicato de la Federación Petrolera.

Los voceros de la intervención, en Las Heras, han prometido “trabajar por la reactivación de los pozos”; tienen acceso directo al celular de Eskenazi. La Federación prometió una “intervención de treinta días”, pero su secretario general, Roberti, anunció luego que “estarán un año”. En ese tiempo, lo que se viene está a la vista: las petroleras se han lanzado a un plan furioso de despidos y desinversión. Los planes de los pulpos pasan, hoy, por el achique productivo y laboral – por lo menos hasta que se arregle con el FMI o que concluya la venta de YPF (total o parcial), por parte de Repsol, a algunos de los buitres que sobrevuelan el ámbito internacional.

La crisis política

La cuestión petrolera es, fundamentalmente, parte de una crisis política más general. Un cable de la agencia local OPI señala que a través de “la Federación, manejada por las petroleras y especialmente Repsol, Kirchner tiene la puerta abierta para entrar en la provincia y dar el salto definitivo hacia el poder político” (25/8). El matrimonio oficial está tramando la destitución de Peralta, del mismo modo que lo hizo con Acevedo y con Sancho. El fusible que ellos mismos pusieron ha colapsado, después de la derrota electoral y de una bancarrota capitalista que está sacudiendo a toda la clase obrera de la provincia; los docentes, los estatales, los municipales de Río Gallegos y los desocupados están en pie de lucha. Los Kirchner quieren reencauzar a la provincia desde los intereses sociales que siempre han defendido: la camarilla que monopoliza la obra pública, los monopolios mineros y petroleros.

La intervención ‘destituyente’ de la camarilla matrimonial tiene el propósito de endosar a los trabajadores la hipoteca de la crisis.

La etapa que se viene

El final de la huelga petrolera no es sino el preludio de nuevas luchas y mayores crisis. Los petroleros deberán enfrentarse a la ofensiva “racionalizadora” de los pulpos. Por otro lado, deberán derrotar, en primer lugar, la ofensiva interventora de la burocracia sindical nacional y, en segundo orden, a la burocracia local, que se recluirá en la parálisis para salvarse ella e intentar salvar a su amigo Peralta. No dudamos siquiera un momento de la enorme necesidad de rechazar la intervención de la Federación, que es una operación de liquidación sindical fogoneada por Repsol y los Kirchner: en oposición a Segovia y sus compromisos con la camarilla gobernante, el camino no es apoyar la intervención de la burocracia nacional sino desarrollar los métodos propios de la clase obrera, la asamblea, la democracia sindical, la lucha y la independencia del Estado y de las patronales. Precisamente, son esos métodos los que necesitamos para que cesen las suspensiones, los despidos y la persecución en los lugares de trabajo: impulsemos un plenario general de los delegados de todo el norte provincial, reclamando a Segovia ese plenario (con asambleas de base) y organizando desde ya la perspectiva de una autoconvocatoria.

Todavía con la huelga petrolera en curso, las organizaciones de desocupados de Caleta, con la infatigable intervención del Polo Obrero, ocuparon la ruta 3, en reclamo de sus planes impagos. Los municipales de Gallegos también han ido a la lucha. En la Minera Triton hubo una huelga contra los despidos y por aumento de salarios. En su último congreso provincial, Adosac propuso la “convocatoria urgente a la mesa de unidad sindical” para debatir la situación laboral y salarial. Un llamamiento de este alcance debería incluir a los delegados petroleros y de las mineras, para plantearse, con ellos, un programa y un plan de acción común frente a la crisis provincial.

Abajo el nuevo golpe de Estado de los K; abajo la intervención al sindicato petrolero; ningún apoyo al gobernador Peralta ni al burócrata Segovia. Por plenarios de delegados con mandatos de base, por un Congreso de Trabajadores. Así desarrollaremos nuestra alternativa social y política al régimen y a su derrumbe.

Comité de Santa Cruz

LOS QUE SE BOROCOTIZAN SON LOS K

No es cierto que los derrotados K estén reclutando mujeres del campo adversario para la causa nacional y popular. Es exactamente lo contrario: el pasaje de María del Carmen Alarcón al gobierno, una notoria representante de los ‘pool’ de siembra y de los fideicomisos agrarios, no es otra cosa que la borocotización del matrimonio por parte de los grandes pulpos sojeros.

Alarcón no viene sola, la acompaña todo el nucleamiento Pampa Sur –poblado no solamente por sojeros sino por macristas.

Ha habido un pacto político, en la misma línea de ‘acercamiento’ al FMI y a los llamados mercados internacionales.

Lo que ha ocurrido es que los ‘pool’ de siembra se han cansado de la esterilidad de la Mesa de Enlace, de las provocaciones de sus ‘chacareros’ y de las peleas y divisiones de sus políticos ‘opositores’ –desde la ‘apocalíptica’ Carrió al desbocado Reutemann.

El fin de semana pasado se realizó un congreso de la Apresid, que reúne a los pulpos financieros del agro con los pulpos de insumos agroquímicos, para coincidir que la consigna de la hora es abrir las puertas a un nuevo endeudamiento internacional –precisamente lo que hacen los K.

Los pulpos de Apresid saben muy bien que el proyecto de ley de arrendamiento de los K es una maniobra parlamentaria para la gilada –porque no lo quieren ni los afiliados a la Federación Agraria, que alquilan sus campos porque ya no son arrendatarios, o porque son subcontratistas, sin tierras, de los capitales del agro.

Tampoco son los pools y los fideicomisos los que más necesitan que se declare una emergencia agropecuaria por la sequía.

En definitiva, no son las santafesinas Alarcón y Latorre las que se borocotizan sino los K, que están haciendo el camino de Canossa hacia el FMI.

En solamente una semana, el ministro Boudou se reunió con el encargado de negocios de Estados Unidos para avanzar en un acuerdo; luego recibió a un representante del Fondo y en el medio tuvo el gusto de leer que la designada embajadora norteamericana insistió en que el objetivo de su gobierno es llegar a acuerdos sustanciales con los K.

Los K y el capital reclaman el socorro internacional para hacer frente a la bancarrota del ‘modelo productivo’ ¡las provincias ya preparan las cuasi monedas!

El capital financiero borocotizó al matrimonio, el cual no quiere correr el mismo destino de De la Rúa y Cavallo, que se cayeron del tablero cuando el FMI y Bush les dijeron que la convertibilidad no iba más.

Es lo que ya vio Felipe Solá, que descubrió, ante Mariano Grondona, que Argentina no es solamente ‘el campo’.

De yapa, entre tantas visitas juntas, vino otro funcionario de Obama, el subsecretario para Asuntos del Hemisfeio Occidental, para ‘arreglar’ el desarrollo conveniente de la reunión de la Unasur, que la Presidenta trasladó de Buenos Aires a Bariloche, para no ‘perturbar’ a Uribe –la cooptación o borocotización del matrimonio tiene un alcance internacional.

En efecto, en Bariloche, los K borocotizados acompañarán a Lula, Bachelet, Tabaré Vázquez y, quizás, Rafael Correa, para legitimar la instalación de los yanquis en bases militares en Colombia.

‘Gestos’ parecidos, en la década de los 90, fueron calificados como “relaciones carnales”.

En Bariloche se va a hacer un último intento para desmovilizar a la rebelión popular en Honduras, con un nuevo formato de pacto entre los golpistas y el presidente Zelaya.

Como ya ocurriera cuando el golpe contra Chávez, en 2002, y la asonada derechista en Bolivia, el año pasado, los ‘progres’ de Sudamérica se ponen al frente de un operativo de contención de las rebeliones e insurgencias populares.

No hay que mirar a los Biolcati y mucho menos a los De Angeli: basta observar la suba de los bonos de Argentina; el famoso ‘riesgo país’ ha caído a sus niveles más bajos desde que comenzó la crisis con ‘el campo’.

Billetera mata ‘progres’ y falsos antiimperialistas –en especial si amasan su fortuna mediante la especulación inmobiliaria en Calafate.

Qué bien que le va a Brasil

SAN PABLO, 26 (ANSA) - La tasa promedio de desempleo en las seis mayores regiones metropolitanas de Brasil subió a 15% en julio, luego de haber disminuido el mes anterior, a 14,8%.

El leve ascenso de la desocupación consta en la Investigación de Empleo y Desempleo, realizada por el Departamento Intersindical de Estadísticas y Estudios y la Fundación Seade , que registra 3,029 millones de desocupados en el mes analizado, 45.000 más que en junio.

La tasa también superó la de julio de 2008, cuando el nivel de desempleo fue de 14,6%, según el informe divulgado hoy.

En julio último, el mercado laboral de las seis regiones analizadas generó 3.000 puestos de trabajo, mientras 45.000 personas perdieron sus empleos.

El nivel de desocupación fue influenciado por el cierre de fuentes de trabajo en San Pablo, donde la tasa pasó de 14,2 a 14,8% en el período en análisis.

En las capitales de Belo Horizonte y Porto Alegre, las tasas de desocupación permanecieron estables en 11 y 12%, respectivamente.

En tanto, en el Distrito Federal, el nivel de desempleo declinó de 16,4 a 15,9%; movimiento registrado en Recife, donde el índice permaneció en 18,9% ante el 19,4% apuntado un mes antes, y Salvador, con una baja de 21,3 a 20,9%.

Pagando para ver el 2011

¿Cómo llegar a un acuerdo con el FMI sin enfrentar de inmediato un programa de ‘ajuste’ que haría explotar de nuevo a Argentina? Una respuesta la dio hace un par de días Mario Blejer, ex Banco Central, ex Banco de Inglaterra y ex FMI. ‘Recomendó’ comenzar con un acuerdo sobre “las revisiones y diagnósticos periódicos” sobre la economía argentina. Por distintas vías, el gobierno había dejado ver que seguiría el consejo de Blejer. Esta política de ‘aproximaciones sucesivas’ es la que acaba de anunciar en forma oficial Amado Boudou. Los K marchan a la cueva del FMI, en rodajas.

El monitoreo del Indec, por parte del Fondo, sería el primer paso del “chequeo”. Este solo hecho habilitaría las negociaciones de la deuda con el Club de París y con los bonistas que no entraron en el canje del 2005. Luego, el gobierno intentaría el canje de la deuda pública indexada en pesos por otros títulos, sin ajuste pero con alto rendimiento. De este modo, el kirchnerismo trataría de cumplir con la exigencia unánime del capital financiero y la gran burguesía de retornar al “mercado voluntario de crédito”, o sea, reiniciar un ciclo de endeudamiento con el capital financiero internacional. Es la línea, también, de la llamada oposición. Para que este esquema funcione en la práctica, el gobierno debería realizar un ajuste fiscal -lo que se apresta a hacer el mes que viene cuando se discuta el Presupuesto 2010. Después de lo ocurrido con el reciente tarifazo frustrado, la cosa no es fácil. Al cierre de la edición de Prensa Obrera se profundizaba la huelga petrolera en Santa Cruz y comenzaba una en Tierra del Fuego; los obreros rurales cortaban rutas en el Alto Valle; Mahle, Terrabussi y Bosch protagonizaban movilizaciones; la casa de gobierno de Chaco estaba cercada por miles de piqueteros -y después, lo de siempre: huelgas de ATE y municipales en Neuquén, Córdoba y en otras numerosas ciudades. La comisión interna de Terrabussi reclamaba, en un comunicado, una huelga general a la CGT y a la CTA.

Las negociaciones para ‘volver’ al Fondo, sin embargo, son instructivas por otros motivos, pues ayudan a explicar la súbita incapacidad de la oposición sojera y afines para reunir los votos necesarios para quitarle la delegación de poderes al matrimonio. Es que nadie avanza en una negociación con el FMI sin la luz verde de USA, y nadie voltea gobiernos que USA no quiera voltear -como lo acaba de volver a probar Honduras en sentido inverso. Los lectores de Prensa Obrera recordarán que el destino del mismísimo De la Rúa fue decidido en marzo de 2001, en una reunión del FMI en Chile- por orden del mandamás de entonces, Bush. Obama parece ver las cosas de otra manera, como ya se lo había dicho hace un par de meses su subsecretario Shannon a Alberto Fernández, poco después de la salida de éste del gobierno. Lo que ocurre es comprensible, porque si ya es difícil manejar el golpismo hondureño, hacerlo con dos podría ser fatal. También hay que reconocer que Cristina ‘ayuda’, con su posición ‘constructiva’ frente a las bases militares en Colombia. ¿O acaso no desplazó la reunión de Unasur de Buenos Aires a Bariloche, precisamente para desinflar la presión de una movilización popular? De todos modos, esto no es más que un interregno: otro será el cantar cuando esta ‘aproximación sucesiva’ al Fondo fracase, por las miles de razones que hay para que ello ocurra. Cuando el lunes pasado, la Bolsa de Shangai se fue a pique y sembró alarma de otra ‘recaída’ financiera internacional, muchos observadores señalaron que se disipaba el ambiente propicio para un canje de deuda y, por lo tanto para este acercamiento al FMI en puntas de pie. Mientras tanto, sin embargo, desde el norte le han quitado oxígeno, por un par de meses, al balón de los Biocati, De Narváez y Reutemann. Los ‘destituyentes’ no conquistaron aún su auxilio internacional.

Cuanto mejor, peor

El acuerdo a hurtadillas con el Fondo, sin embargo, no atenúa sino que acentúa la crisis política. Refuerza la tendencia del gobierno a imponer sus propios arbitrajes en los conflictos que dividen a la burguesía argentina y, por lo tanto, a nuevos choques. Los afanes ‘dialoguistas’ de la UCR, acicateados por la nueva administración norteamericana, tampoco han redundado en la obtención de concesiones por parte del oficialismo, que concede menos porque cree tener la carta internacional de su lado. El Consejo Económico y Social se encuentra en ‘stand-by’. La falta de una estrategia, que la prensa le achaca a la oposición, obedece a que no puede armar una alternativa de poder mientras el imperialismo no la autorice. Todo este impasse por arriba va camino a convertirse en un castillo de naipes como consecuencia de la crisis mundial. De nuevo, lo ocurrido entre le viernes y el lunes pasado en las Bolsas hace sonar las alarmas. Que China haya estado en su centro pone de manifiesto que los planes de ‘estímulo’ de su gobierno han creado una nueva burbuja financiera encima de la que aún no fue desmontada, ni nunca lo será. La elogiada performance de China, en los últimos meses, le ha dado buenos réditos a algunos especuladores, pero ha acentuado todos los desequilibrios que provocaron el estallido de la bancarrota capitalista -- en especial con Estados Unidos y con referencia a la capacidad excedente de su industria por medio de un mayor endeudamiento. Todo esto quiere decir que Argentina no encontrará en el mercado mundial los recursos financieros para su propio rescate, y que tampoco ocurrirá eso con las exportaciones. La recuperación del precio de la soja solamente ha servido para acentuar la crisis de las producciones alternativas del campo y, por lo tanto, la crisis agraria en su conjunto.

Lo principal, de cualquier manera, pasa por casa. La cuestión de la pobreza no desató las pasiones de los curas y de los políticos por razones humanitarias, ni menos aún porque sirviera para mostrar ‘lo malos’ que son los Kirchner, o el fracaso del ‘productivismo’, o qué “hicimos con el ‘crecimiento chino’ de los pasados años”. El derrumbe social de las masas desató simplemente el pánico por un nuevo ‘estallido social’, para una burguesía que se ha dado a la tarea de proceder a otro ‘ajuste’ -el décimo en treinta años.

Jorge Altamira

UN FMI PARA EL BICENTENARIO

Pasaron solamente unos pocos días desde que el ‘ex’ presidente volviera a despotricar contra el FMI. Pero el acuerdo es un hecho; lo acaba de anunciar Boudou, el ministro de Economía.Viene envuelto en un frasco de medicina homeopática: se limita a invitar al FMI a verificar y dar fe de las cuentas nacionales.

Pero esta es, precisamente, la condición que pusieron, para renegociar el pago de la deuda pendiente, los Gobiernos acreedores del Club de París y los banqueros que ‘asesoran’ a los bonistas que quedaron fuera del canje.

También es la condición para posibilitar un canje de los bonos de la deuda pública que se ajustan por inflación; los especuladores y banqueros que los compraron a precio de remate recibirán un precio más alto por el cambio y un nuevo título a una elevada tasa de interés. Este es el ‘plan de normalización’ que reclamaba la oposición.

¿Por qué sorprenderse, entonces, de que los K ganen en el Congreso las votaciones que el año pasado perdían, o que De Narváez ni siquiera vaya al parlamento para no tener que votar contra los K, o que la UCR insista en los efectos reparadores del llamado ‘diálogo’?

No hay golpe sin autorización de Washington, y el acuerdo con el FMI es una prueba de que los yanquis prefieren todavía al Zelaya argentino; o que no quieren dos golpes simultáneos. Pero hay un ‘pero’: todo este ‘plan’ solamente cierra con un ‘ajuste’ -como lo acaba de demostrar el tarifazo postergado.

El acuerdo homeopático con el FMI es un precalentamiento, enseguida vendrá la receta conocida de la devaluación, los congelamientos salariales y la reducción de los gastos sociales. ¿No era que estaban preocupados por el 40% de la pobreza?

Pues tendrán que preocuparse todavía más, porque el cuerpo social de los trabajadores no está para más ‘ajustes’.

Ahí están para probarlo los trabajadores petroleros, de Terrabussi, del subte, de Mahle, de Mercedes Benz, los obreros rurales del Alto Valle, los piqueteros de Chaco, los mineros de Veladero, los docentes y estatales de todo el país.

La llamada oposición conspira con los K contra los intereses nacionales.

Lo advertimos oportunamente: si los votás, viene el FMI.

LA DERROTA DEL TARIFAZO

“Qué boludo, qué boludo...” ¿se acuerdan?

No es todavía para cantar victoria, pero el recule con el tarifazo del gas y la luz es una importante victoria popular.

La anulación solamente elimina el cargo fijo, o sea que deja en pie un aumento de casi el 60-90 por ciento, pero el pueblo ha forzado al gobierno a ceder ante los primeros pasos de la movilización popular.

Ahora habrá que ir por la anulación total.

El golpe propinado por el pueblo crece en su importancia apenas se entiende que el tarifazo es un punto en común del gobierno y la oposición sojera de Macri, el Acuerdo Cívico o De Narváez, pues ambos coinciden en la urgencia del ‘retorno a los mercados internacionales’ e incluso al FMI.

Ese ‘retorno’ pasa por tarifazos aun mayores al que se acaba de frustrar.

No lo olvidemos ni por un momento.

Oficialistas y pseudo opositores acabaron acordando la eliminación del cargo fijo como un recurso último para salvar el resto del aumento tarifario.

Se ha creado una situación de crisis, porque ‘ellos’ no han podido imponernos su política, pero ‘nosotros’ estamos lejos de obtener satisfacción a nuestras necesidades y aspiraciones.

La anulación del tarifazo ha puesto en crisis a la ‘transición’ posterior a la derrota de los K, el 28 de junio, porque ha quedado en evidencia que si la oposición sojera intenta imponer su política sufrirá un escarmiento.

Esta crisis explica que los voceros radiofónicos, gráficos y televisivos de la burguesía llenen sus espacios lamentando que el tarifazo no hubiera comenzado mucho antes para que fuera ‘gradual’.

Como si ello no hubiera aumentado aún más esa inflación que llevó a la manipulación del Indec y al manoseo de las paritarias (ya advirtió el poeta que, solamente “a nuestro parecer... todo tiempo pasado fue mejor”).

En estas condiciones de crisis de la llamada ‘transición’, es un crimen y una traición que las organizaciones sindicales integren el Consejo Económico y Social, que ha sido concebido para imponer ese ‘retorno’ cuya estación última es el FMI.

Llamamos a una acción unida para que la CGT y la CTA rompan con el gobierno y las patronales, y se mantengan independientes del Estado.

En este momento, en la Patagonia, los burócratas agarrados a la caja del Estado están tratando de quebrar una huelga extraordinaria contra los mismos pulpos que dictaron el infortunado tarifazo.

Por un paro nacional de apoyo a los petroleros –esa debe ser nuestra consigna; no hipotecar al movimiento obrero al pacto podrido con las patronales que nos explotaron bajo todos los gobiernos y todas las dictaduras.



La verdad sobre el tarifazo : Derogarlo por completo

Después de la victoria contra el tarifazo

La anulación de los últimos tarifazos de la luz y el gas no sólo constituye una victoria popular. Delata también el completo empantamiento del gobierno y del ‘establishment’ opositor. ¿No era, precisamente, el elenco sojero el que reclamaba la necesidad de ‘transparentar’ la economía y acabar con los ‘subsidios irracionales’? En este sentido, el tarifazo puede anotarse, junto a la suba ‘escandalosa’ de los títulos públicos, como un ‘genuino’ resultado del ‘diálogo político’. Pero ahí metió la mano la reacción popular: el tarifazo se anuló cuando oficialistas y opositores empezaron a sospechar del merodeo de una rebelión desde los barrios. Se trata, sin embargo, de una anulación parcial, que voltea solamente el cargo específico que financiaba la importación de gas. Oficialistas y ‘contreras’ mantuvieron el resto del aumento de la tarifa. Cuando deban discutir, dentro de un par de semanas, el Presupuesto 2010, volverán a toparse con el problema, pues deberán ponerse de acuerdo en un plan para eliminar los subsidios –y no solamente a la energía. Los ‘críticos’ de los K atribuyen a esos subsidios el déficit fiscal que impediría continuar pagando la deuda externa y atraer financiamiento de afuera para rescatar, en Argentina, a los capitales afectados por la crisis mundial. En lo inmediato, como consecuencia de la anulación del tarifazo, el Estado deberá restituir 500 millones de pesos en subsidios al consumo de energía.

El tarifazo, sin embargo, sigue en pie, más allá de los referidos cargos fijos; se lo estima del orden del 40 y 60% para el gas y la luz. Los bloques opositores y los jueces nunca se opusieron a estos otros aumentazos. Tampoco lo hicieron con los “programas de energía” que aumentan las tarifas cuando se supera un equis consumo. Es que la burguesía –y sus representantes oficiales y opositores– apuntan a la “liberación del mercado de energía”, sin subsidios ni “cajas especiales”. Pocos denuncian que las petroleras exportan el gas a Chile a precio argentino a sus propias sucursales, que lo revenden al precio chileno, cinco veces superior. Ese diferencial es un ‘gesto’ de los socialistas de Chile y los social-justicialistas de Argentina hacia los pulpos petroleros.

Todas las facturas juntas

Aunque la oposición patronal lo celebre como una victoria propia, el recule oficial puso sobre la mesa un estado de convulsión social que recién comienza. Por ejemplo, el pulpo Metrogas acaba de amenazar con la cesación de pagos si el gobierno no le autoriza un aumento en la “tarifa de distribución”, que ya se encuentra resuelto en los papeles. Lo mismo ocurre con el transporte público: para reducir a la mitad los subsidios que reciben, se debería disponer un boletazo del 50%.

Pero a no engañarse: el cargo fijo se suspende, pero las compañías seguirán recibiendo ingresos muy superiores al costo de producción de los combustibles, por medio de los subsidios. El pueblo pagará la factura por vía de otros impuestos o de la inflación. En el sur del país, los obreros petroleros se encuentran empeñados en una huelga durísima y firme, porque los pulpos no quieren reincorporar despedidos ni aumentar salarios a pesar de que el gobierno les aumentó el gas en boca de pozo. Aunque esos aumentos estuvieron asociados a “compromisos de mayor exploración y extracción”, la producción de gas viene cayendo año a año.

Los sojeros retienen la cosecha en silos bolsa y los petroleros retienen el combustible bajo tierra. La chorrera de subsidios que reciben se transforma en fuga de capitales. La huelga general de los obreros petroleros es la manifestación más profunda de un proceso subterráneo de rebelión popular. El ‘establishment opositor’ está observando con espanto lo que les espera si se apresuran en llegar al gobierno.

Golpe

En una reciente reunión con la UIA, Aníbal Fernández creyó oportuno aclarar que “no subsidiamos el transporte, sino a la fuerza de trabajo” (Cronista, 30/7). Explicó, así, los subsidios como un método de abaratamiento de la fuerza de trabajo para el capital industrial. Pero este ‘modelo’ se terminó. Para amortiguar el impacto de un tarifazo, el gobierno debería permitir una revalorización del peso, lo que aumentaría el valor de las tarifas en dólares para las compañías. Pero esto pondría fin al subsidio a los exportadores, que tiene lugar por medio de una moneda desvalorizada. En una palabra, el ‘modelo’ no tiene ajuste –sólo puede pasar a mejor vida a través de un estallido; las contradicciones internas al interior de la burguesía se acentuarán más. La crisis mundial en curso ha acentuado los desequilibrios del derrumbe de 2001. El ‘establishment opositor’ se candidatea a pilotear la transición de la mano del FMI, aunque los K ya anunciaron que pretenden ganarles de mano.

Asistimos a la etapa final de una crisis que, desde el punto de vista político, confronta a dos polos de la misma clase capitalista. Para sacarla de esta impasse, es necesario multiplicar los esfuerzos por una organización política independiente de los trabajadores, y acentuar la lucha contra la burocracia de los sindicatos, que es el principal obstáculo para ese propósito.

Es lo que acaba de mostrar el conflicto metalúrgico y lo que muestra ahora la gran huelga de los obreros petroleros de Santa Cruz.

Marcelo Ramal

LA 'SALIDA' CAPITALISTA A LA BANCARROTA CAPITALISTA



En la reciente zafra de balances trimestrales, una mayoría de industrias norteamericanas ha revelado ganancias “mayores a las esperadas”. En medio de la crisis mundial, el ‘enigma’ tiene mucho de parecido a los superávit comerciales que registran numerosas naciones ‘emergentes’ que, sin embargo, están exportando menos: ocurre que importan mucho menos aún. Así, las empresas en cuestión también venden muchísimo menos, como resultado de la crisis, pero sus ganancias derivan de un recorte “furioso” (textual de los diarios) de costos. Aunque han ‘ahorrado’ fuerte mediante la reducción, también drástica, de sus inventarios, la fuente principal de los mayores beneficios ha sido una mayor tasa de explotación de la fuerza de trabajo. Aunque la crisis se acentúa, los accionistas cobran sus dividendos. De todos modos, no todo son rosas: la reducción del valor de la fuerza de trabajo lleva, en determinado punto, a la deflación; uno, como consecuencia de la caída del consumo; dos, como consecuencia de la mayor competencia que provoca el mayor rendimiento de la fuerza de trabajo en relación con el capital utilizado. La deflación implica la mayor generalización de la crisis. La historia de las crisis capitalistas demuestra que el punto de partida de una recuperación pasa por la revalorización de la fuerza de trabajo (el precio de la canasta familiar cae más que el salario) y por la desvalorización del capital (un capital más barato eleva el porcentaje de la ganancia sobre la inversión). Pero para llegar a esto habrá que atravesar aún una fase de catástrofes económicas y políticas.

La presión para reducir el valor de la fuerza de trabajo explica la velocidad del incremento de la desocupación en los Estados Unidos en el primer semestre del año. Según la mayor parte de los expertos supera a la caída que experimentó la producción. La resultante ha sido una fenomenal intensificación del trabajo del personal que siguió ocupado. Otro aspecto es la reducción directa de los salarios, o la reducción de la jornada laboral acompañada por una reducción mayor de los sueldos. La cifra oficial de desempleo en Estados Unidos es de 9,5% de la población activa, unos veinte millones de trabajadores, pero cuando se añade a las personas que han dejado de buscar trabajo, a las que están obligadas a trabajar menos (6%) y a la población carcelaria -el porcentaje se eleva a los veinte puntos, o sea a cuarenta millones de desempleados. Recientemente, las cámaras empresariales rechazaron la decisión de los estados de elevar el salario mínimo de 5,25 a 7,0 dólares la hora, con el argumento de que no podrían soportar ese mayor costo. Otro elemento fundamental es el recorte en los aportes patronales a la cobertura de salud, que forma parte del llamado ‘costo laboral’; el número de personas sin protección médica ha crecido en forma impresionante. Un ejemplo brutal de la reducción del precio de la fuerza de trabajo se observa en el caso de la industria automotriz, donde los salarios fueron recortados un 70% y la cobertura de salud en cerca de la mitad. Como ocurriera en la primera fase de la crisis del ’30, los trabajadores no han opuesto una resistencia significativa a este desplome, sorprendidos por la magnitud de la catástrofe y por la completa traición de las burocracias sindicales y políticas.

A la tendencia generalizada a la reducción de los salarios y contribuciones complementarias, se ha sumado una tendencia a arrebatar conquistas significativas de los trabajadores. La violencia de algunas acciones de los trabajadores, en Francia, ha sido la respuesta a un enorme fraude laboral, pues las patronales no han querido pagar las indemnizaciones por despidos amparándose en disposiciones de la Unión Europea, que eran desconocidas por los trabajadores, en contraposición a la antigua legislación nacional. En España acaba de producirse una suerte de ‘ruptura’ entre el gobierno y las cámaras patronales, como consecuencia del reclamo de éstas para reducir o simplemente anular la indemnización por despido. La desocupación española es la más alta del oeste de Europa. La voracidad de los explotadores de todo el Estado español parece no tener límites, pues casi la mitad de los empleados se encuentran precarizados y no tienen derechos indemnizatorios. Rodríguez Zapatero se verá obligado a fijar un subsidio para este sector del proletariado. En Gran Bretaña hay una crisis similar, pues el partido Conservador sostiene que la salida a la crisis pasa por una purga sin contemplaciones.

Esta tendencia patronal ha sido recogida por la Organización Internacional del Trabajo, que en su reciente reunión (a la que asistió la Presidenta K) impulsó la llamada “flexiseguridad”, que consiste en abolir la indemnización por despido a cambio de un curso de capacitación para nuevos empleos. Los ‘expertos’ de la OIT parecen creer que la bancarrota capitalista es producto de la ‘disfuncionalidad’ de los trabajadores, no del capital. Si se observa con un poco de cuidado se comprueba que, ochenta años mediante, las patronales siguen siendo tan deflacionarias como en los años ’30 o que el keynesianismo (limitación del capital por medio de la intervención del Estado) es una receta para períodos de ‘prosperidad’ –aunque, en este caso, sin casi limitaciones para los capitalistas.

La ‘moda’ que impera en el mundo capitalista es, hoy, lo que en Argentina llamamos Repro, o sea la suspensión con salarios reducidos, que el Estado (no la patronal) paga en una proporción sustancial. Los gobiernos se jactan que, de este modo, ‘preservan’ la relación laboral; en realidad se trata de una forma de evadir la indemnización por despido, como lo prueba el hecho de que los contratados no reciben este ‘beneficio’.

Otra forma de evadir las indemnizaciones es lo que ocurre en Mahle o Massuh, donde el cambio de dueño no habilita al pago de indemnizaciones por antigüedad, o se disimula ese cambio (promesa de devolver la empresa) para evitar el pago de indemnizaciones y el peligro de que se desconozca la antigüedad en el futuro.

Las burocracias sindicales colaboran, en todos los países, con este despojo a los trabajadores. Naturalmente, esto recién comienza. No está dicha la última palabra, ni la penúltima siquiera.

J.A.

UN ESCAPE DE GAS

Cuando todo el mundo esperaba que el nuevo episodio de la crisis política lo detonara el vencimiento de la delegación de poderes al Ejecutivo, la chispa la encendió el tarifazo del gas (esa delegación le permite al gobierno, entre otras cosas, fijar las retenciones a las exportaciones, como por ejemplo a la soja o el petróleo). Se produjeron numerosas protestas y movilizaciones, e incluso varios fallos judiciales adversos. Ocurre que la crisis fiscal, o sea el pago de la deuda pública y la necesidad de financiar a los contratistas del Estado, le puso fin al recurso que se había utilizado hasta ahora, que era el subsidio a las empresas. Además, los pulpos petroleros han venido saboteando en forma sistemática las inversiones de exploración y de explotación con el objetivo de volver a cobrar el precio internacional que obtenían bajo el menemismo. Argentina ya importa gas y, en poco tiempo más, deberá importar petróleo. Hace dos semanas, el gobierno les aumentó a las compañías de hidrocarburos el gas en boca de pozo. Tuvo para ello el apoyo de la burocracia sindical de petroleros privados, que pretende que el aumento redundará en un cese de los despidos y en aumentos de salarios, pero sabe perfectamente que no será así. El otro aspecto del tarifazo es el cargo fijo que le permite al gobierno pagar el gas importado, cuyo precio es muy superior al interno. Como se trata de un impuesto cuya sanción es facultad del Legislativo, numerosos jueces lo declararon inconstitucional. El tarifazo gasífero es una expresión de la completa bancarrota del llamado ‘modelo productivo’ de los K, que es el nombre de fantasía que el oficialismo ha puesto a una política de subsidios a los capitalistas. En vísperas de la crisis mundial, este ‘modelo’ le permitió a las empresas que cotizan en la Bolsa declarar las ganancias más altas de la historia. Ahora, ese mismo ‘modelo’ ha bancado una fuga de capitales que se acerca a los 50 mil millones de dólares, también ella la más alta de la historia. El ‘modelo productivo’ hace agua frente a la inmensa caída de la producción industrial; al igual que lo que ocurrió con De la Rúa en octubre de 2001, los K perdieron las elecciones en el punto mayor de la recesión económica.

Agentes de las petroleras

¿Pero, acaso, la oposición de los Macri, Carrió, Binner, Reutemann o la UCR quiere derogar realmente el tarifazo? Si sus intenciones fueran esas, deberían estar reclamando una apertura de los libros de las petroleras para determinar los costos reales de producción. El precio internacional de los combustibles, que reclaman las petroleras, no tiene ninguna relación con los costos, dada la particularidad rentística de la producción extractiva, que han bajado, por otra parte, como consecuencia de la caída de los fletes de transporte. Esa oposición toma como referencia ese abusivo precio internacional, o lo que las petroleras estiman que les costarán las inversiones en nuevas exploraciones, en especial marítimas, con la pretensión de que el capital de esos emprendimientos lo pongan los consumidores por adelantado. Los anti-K quieren eliminar el cargo fijo, que recauda el Estado, para que el precio final vaya más o menos por completo a las privatizadas. ¿No fue así bajo Menem y bajo De la Rúa, que contaron con el apoyo de todos estos opositores y de los propios K? Las petroleras y los gobernadores de las provincias que producen petróleo vienen reclamando desde hace tiempo un precio interno similar al internacional, para poder dejar de importar gas y eliminar, por lo tanto, cualquier cargo fijo para subsidiar la importación. Si los pulpos petroleros no quieren producir los combustibles necesarios en el país, con el argumento de que les corresponde el precio internacional, deben ser nacionalizados, y así desarrollar las inversiones que están paralizadas desde la privatización. Esa nacionalización debería ser sin compensación, porque las ganancias de estos años superan holgadamente el valor de las empresas y porque la privatización significó el colosal desmantelamiento industrial y logístico de la YPF estatal, y el vaciamiento de las reservas comprobadas de hidrocarburos de Argentina. Basta decir que esos opositores no plantean nada de esto para asegurar que son voceros de los intereses de las petroleras, a igual o peor título que la camarilla K. Nada desnuda más claramente el fracaso kirchnerista que meter un cargo fijo en un tarifazo, alegando que lo necesitan para que ¡el precio del gas sea barato!

El juego de la ‘destituyente’

Como dice el columnista ‘destituyente’ Morales Solá, “lo que se discute son los dos años que faltan”; ni él admite que la obsesión de la oposición pase por el rechazo al tarifazo. O como dice su colega Grondona: a Kirchner hay que ganarle antes de 2011. O sea que hay que anticipar el desenlace político. A sabiendas de esto, el gobierno se apresura a recoger los reclamos de los grandes grupos económicos, como lo revela el impulso que ha dado (mediante compras y anuncios de canje por nueva deuda) a la cotización de los títulos públicos, con ganancias de hasta el 60% en cuatro meses. La mitad del stock de estos títulos se encuentra en poder de los bancos, que naturalmente han hecho ganancias fabulosas. El nuevo ministro de Economía anticipó la intención de “volver a los mercados internacionales”, repitiendo lo que dijo antes el presidente del Banco Central. Este ‘retorno’ implica una reestructuración social de fondo, pues se trata de garantizar la rentabilidad del capital internacional. Los K quieren proceder ellos mismos a esta ‘restauración conservadora’ antes de ir a orar con el FMI. Pero al ritmo que va la crisis política no le darán los tiempos.

En relación con la delegación de poderes, la mentada oposición apunta a cambiar las retenciones a las exportaciones. Pero todavía no ha dicho cómo piensa financiar el gasto público sin ellas y sin los tarifazos, cuando falta apenas un mes y medio para votar el Presupuesto 2010. Está claro que tiene en vista un financiamiento internacional, o sea del FMI. En los últimos días, casi todos los voceros de esa oposición han reconocido que se enfrentan a un derrumbe fiscal. Por eso, algunos proponen, en especial en la UCR, un puente de transición con el gobierno. Pero una negociación para canjear el mantenimiento de la delegación de poderes por un cambio en las retenciones, entre los K y la UCR, ya terminó mal cuando el oficialismo incumplió con su parte en el pacto. Sin embargo, si el gobierno no se aviene a un acuerdo y debe sufrir un tercer ‘voto no positivo’, la crisis habrá entrado en la etapa de las definiciones.

Los diarios dejaron traslucir algo de esto. Según dicen, a los radicales les preocupa que Cobos deba asumir la Presidencia en forma provisional, porque esto arruinaría sus chances para una elección posterior. Duhalde propuso, en Clarín, “un pacto de gobernabilidad”, pero no dejó claro si con el oficialismo, para hacerlo durar, o con una parte de él (los intendentes bonaerenses) y la oposición, para tumbarlo. En este clima golpista tuvo que ‘parir la abuela’, pues la llegada del colombiano Uribe simplemente traslada a Argentina la crisis que tiene como el otro protagonista a Chávez.

Centroizquierda en la hamaca

Según todo indica, el llamado centroizquierdismo ha decidido atar su suerte a los K, luego del apoyo que dio a los planteos de la Federación Agraria, atada en forma umbilical a la Mesa de Enlace de la soja, durante la crisis del campo. Lozano, Solanas y Macaluse apoyan la delegación de facultades en beneficio del Ejecutivo, con el argumento de que debe ser el gobierno quien decida sobre las retenciones a la soja. En el debate de la 125, por el contrario, presentaron un proyecto legislativo que contrariaba al del gobierno. De tal manera que, los que abogan por cambios en democracia, apoyan la subordinación del Parlamento al Ejecutivo. Por otro lado, justifican las retenciones en nombre de la distribución del ingreso, como si esta distribución no dependiera del carácter del gobierno de turno y como si, hasta ahora, esas retenciones no hubieran ido paralelas a un incremento de la pobreza. Como se ve, el centroizquierdismo es incapaz de tomar una posición independiente: o se inclina al ‘campo’, o se bambolea hacia el gobierno. Solamente una fuerza de clase, que se apoye en las reivindicaciones de las masas y en sus movilizaciones, puede presentar una agenda propia en la crisis política. Después de tanto cacareo sobre el petróleo, en la campaña electoral, Proyecto Sur se olvida de plantear, como eje (no para la tribuna) la nacionalización de los hidrocarburos, sin indemnización, cuando estalla una crisis social y política por la tarifa del gas!

Precisamente en medio del tarifazo, la burocracia de la UOM firma un convenio diseñado por las patronales y el gobierno, luego de varios meses de haber desarrollado una política de desgaste, y de haber declarado que los metalúrgicos venían con salarios atrasados, incluso por debajo del salario mínimo. La burocracia realiza estos servicios a la burguesía porque espera recibir a cambio privilegios para ella por parte del Estado. Todo indica que el acuerdo da vía libre para que el pulpo Techint continúe con su plan para descargar la crisis en los trabajadores de la siderurgia. Con esta entregada, la burocracia de la UOM pretende sacar del escenario a los obreros metalúrgicos, precisamente los únicos que serían capaces de enfrentar una salida ‘uribista’, por así llamarla, en Argentina.

Movilización e independencia política

Es necesario profundizar las movilizaciones por la anulación del tarifazo del gas y, al mismo tiempo, oponer a ese tarifazo, o a los compromisos que tejen y destejen oficialistas y opositores, la reivindicación de la nacionalización integral, sin indemnización, de los hidrocarburos y de la minería, bajo control de los trabajadores; el desconocimiento de la deuda externa en manos de los bancos; un impuesto directo extraordinario y progresivo al patrimonio de los grandes pulpos agrarios; y la nacionalización, sin compensación, del comercio exterior.

Jorge Altamira

NACIONALICEMOS EL GAS, Y PUNTO



Las tarifas del gas han subido un 400 por ciento.

¿Por qué?

Una, para engordar a las petroleras, que reclaman el precio internacional. La otra, para engordar a De Vido, que maneja el ‘cargo fijo’ que financia los fondos que importan gas a ese precio internacional.

El precio del gas debe estar de acuerdo con el costo de producirlo, no con la ganancia rentística de los pulpos internacionales.

Un barril de cinco dólares no puede venderse al precio de sesenta o setenta dólares (aunque el año pasado llegó a 150).

¿Cómo conocer cuál es ese costo?

Simplemente, mediante la apertura de los libros de esos pulpos, por parte de una comisión popular.

Los pulpos dicen que sin una tarifa más alta no pueden invertir, pero las carradas de dinero que ganaron hasta ahora, las invirtieron, en su mayor parte, en otros lugares.

Repsol se transformó, de una estación de servicio en España en un pulpo internacional, gracias al saqueo de YPF, que compró contratando una deuda que luego canceló con las ganancias que le rindieron los yacimientos estatales.

Repsol vació las reservas comprobadas que había registrado la YPF estatal.

En poco tiempo más tendremos que importar mayores cantidades de gas y comenzaremos a importar petróleo.

Se lo tendremos que comprar a estos mismos pulpos, que explotan el negocio en Bolivia o Brasil.

Preguntamos: ¿será cierto que los sojeros Macri, De Narváez, Carrió, Binner se oponen al tarifazo, y que quieren que paguemos una tarifa del gas acorde con el costo de producción?

Si reclaman el precio internacional de la soja para los sojeros, con impuestos rurales ridículos y sin retenciones, ¿será cierto que el precio del gas lo quieren poner al nivel del bolsillo de la gente?

Estos ‘opositores’ se cuelgan de la indignación por el tarifazo para imponer su propio plan económico, ahora que el de los K no da para más.

Ni los opositores ni los oficialistas traen un pan bajo el brazo, sino la larga mano del FMI; ¡ahí están para probarlo las ganancias vertiginosas de los bancos con los títulos de la deuda de Argentina!

¿Y si cortamos por lo sano y nacionalizamos los hidrocarburos, sin compensaciones –es más, reclamando indemnizaciones por los daños económicos y ambientales que han cometido y cometen?

Para lograr este objetivo, necesitamos movilizarnos con independencia de la oposición y del oficialismo de cuño capitalista.