CONTRA EL GOLPE Y CONTRA EL AUTO-GOLPE

Cristina Kirchner anunció el martes que enviaría el proyecto de retenciones al Congreso.
Pero al otro día, en Plaza de Mayo, dijo que las retenciones no eran el centro de la crisis.
Dijo que el tema era el cuestionamiento a la democracia y a la Constitución por cuatro entidades o individuos que no habían sido elegidos por nadie.
Dejó así en evidencia que sus propias intenciones al convocar al Congreso tampoco tienen que ver con las retenciones.
Por eso, al cabo de una semana ‘agitada', el gobierno sigue lanzando gritos de guerra y la patronal sojera vuelve a declarar el boicot al embarque de granos.
Estamos ante una crisis política, o sea de poder.
Los ruralistas, para imponerse, deben dar vuelta a una parte del peronismo, como ya está ocurriendo, y enfrentar al Congreso contra la Presidencia.
El kirchnerismo busca lo contrario: poner al Congreso contra el lock-out rural o, en su defecto, dirimir la crisis con un plebiscito.
La política de la ‘oposición' lleva a un golpe, ‘democrático', claro, y la del oficialismo a un autogolpe, más ‘democrático' aún.
Ambos bandos tratan de movilizar al resto de la clase capitalista y a una parte del pueblo para su lado.
Las víctimas de un golpe ‘democrático' y de un autogolpe igualmente ‘democrático' serán los trabajadores.
Los golpistas descargarán el precio internacional de los alimentos sobre los consumidores y lo mismo harán con el petróleo, la energía, el transporte.
Los autogolpistas impondrán mayores techos salariales y esconderán la inflación con el truchaje a cargo del Indek, mientras intentarán proseguir por el rumbo ya emprendido del aumento de los combustibles, los alimentos, el transporte.
Por eso es tan importante que los trabajadores intervengan en esta crisis con una política propia, que plantee la nacionalización de los grandes pulpos del agro y del comercio exterior, de la banca y de los monopolios que se quedan con la casi totalidad de las ganancias del campo.
De este modo, abriremos una vía de desarrollo nacional bajo la dirección de las masas.En lugar de esto, las burocracias de la CGT y la CTA se han juntado para el peor de los objetivos: apoyar al gobierno y a su auto-golpe.
Pero en el seno de la burocracia están operando los golpistas, desde el ‘ruralista' Venegas a la patota que comanda Barrionuevo.
El miércoles, una gran fracción de la burocracia saboteó el acto oficialista, incluidos sindicatos que ofician de kirchneristas.
La burocracia sindical no solamente traiciona nuestros intereses inmediatos: está conspirando con la patronal para imponer salidas anti-obreras y la dictadura civil que emerge de cualquier éxito golpista o auto-golpista.
Deliberemos en nuestros lugares de trabajo y de estudio sobre la crisis, en los sindicatos y organizaciones sociales y estudiantiles, y fijemos una posición independiente que sirva para intervenir, movilizarnos y derrotar a los explotadores.
La mayoría popular está fatigada y golpeada por esta pelea capitalista; convirtamos el fastidio popular en un arma de movilización de los trabajadores.