La lucha en Terrabusi desenmascara a los ‘audiovisuales' K

La ley audiovisual del trío K-Solanas-Binner tuvo su preestreno con el conflicto del Terrabussi. Los Moyano, Daer y compañía, futuros titulares de los medios que serán emancipados por la ley K de los monopolios capitalistas, hicieron punta en la exigencia de que el Estado ponga fin a esta lucha, lo que supone un llamado a la represión. Los kirchneristas fanáticos de la CTA no han movido por la lucha de Terrabusi ni el 0,1% de lo que supieron hacer para apoyar la ley K de medios cuando aún incluía el ingreso de los pulpos telefónicos. En la dirección de Foetra revista uno de los principales dirigentes de la central alternativa, que no se privó de fogonear la ley tele-audio-visual en las audiencias públicas, pero que no haría un paro de cinco minutos para apoyar a los obreros del pulpo internacional de la alimentación. No hace falta decir que la patronal de Clarín hizo frente con la patronal de Kraft, como ha ocurrido siempre y no podría ser de otro modo, y que sigue caracterizando mentirosamente a la lucha de los compañeros del subte como “una interna gremial” (pero a la interna que ellos tienen con los K y sus capitalistas amigos la presentan como un combate de salvación nacional). Los animadores de la reconquista de la palabra por medio de la ley, o sea los K de Carta Abierta y otros blogueros chistosos, no se hicieron ver ni una sola vez en la Panamericana con los obreros, o en las innumerables manifestaciones que se realizan en su apoyo. En la Universidad, los comunicadores del oficialismo se encuentran mudos, y miran impávidos la movilización de los estudiantes en solidaridad con los trabajadores. Es que comprenden perfectamente bien que la lucha en Kraft-Terrabusi pone en jaque al sistema, y que alimenta muchas otras del mismo cuño, que asestarían golpes mortales a la burocracia sindical y a las camarillas del gobierno y de la universidad –o sea que pondría en cuestión al régimen cuyas migajas se esmeran por usufructuar. Cuando se tiene en cuenta el lugar fundamental que ocupan las mafias sindicales en el aparato del estado, debiera quedar claro que luchas como las de Kraft-Terrabusi son las únicas que merecen el nombre de luchas por la democracia.

El Estado, un monopolio de la violencia de clase

Por aquello de que en la cancha se ven los pingos, la lucha de Kraft-Terrabusi, el subte, Mahle o Paraná Metal muestra el real contenido político de un proyecto audiovisual que emana de un estado capitalista. Los que escriben para apoyar el mamotreto no se tomaron un instante para preguntarse cómo la libertad de expresión podría surgir de un poder de coerción que está al servicio de la reproducción del sistema capitalista. Para los deconstructores de la palabra, el Estado es poco menos que un limbo, un espacio neutral entre las clases, casi un muro de los lamentos del desgarramiento social. Por eso le atribuyen intenciones angelicales al gobierno de Barrick Gold, de la explotación minera a cielo abierto, de los desmontes, de las petroleras, de Telecom, de los banqueros, de los canjistas de deuda, del FMI y, ahora, de la deuda estatizada que dejaron Videla-Cavallo con el Club de París. Para el capitalista los medios son un negocio; para el estado, que es la representación de todos los capitalistas, o del capitalismo como régimen, es un medio de dominación política de los capitalistas que hacen los negocios. Esa dominación política necesita la dominación mediática o simbólica, no para vender mercancías, sino para someter la conciencia política de las masas en forma directa.

Solanas sabe esto mejor que nadie, por eso no es una ingenuidad de su parte que haya votado la ley del gobierno de Xstrata, Anglo Gold y las petroleras. Esta buscando un espacio político, que primero intentó con Juez y ahora con Kirchner; a lo mejor los K lo votan para el segundo turno a intendente porteño en 2011. Lo mismo vale para Binner, que llegó a la conclusión de que no puede pelear su provincia contra Reutemann y los K simultáneamente. Después que le entregó a su ministra Alarcón al gobierno nacional, para promover un acuerdo con los sojeros, Binner se arrima el mismo a la mesa de juego.

Telefónica, Telecom, Telmex, Clarín y diez más

Pero se lo mire por donde se lo mire, el proyecto K sigue siendo el de las telefónicas. La Presidenta lo dejó en claro cuando advirtió que no se podía ir contra el progreso tecnológico. Los K buscan desalojar a Clarín para cederle el espacio a una banda numerosa de capitalistas de las telecomunicaciones. Lamentablemente para el oficialismo, sus tiempos políticos no ritman con los de los pulpos. Hasta que la situación del capital de varias telefónicas no sea definida, sus incursiones audiovisuales quedarán relegadas. Pero el desalojo que han sufrido en el proyecto de ley no ha desanimado a los capitalistas del ramo. Los nuevos bríos que ha cobrado la lucha por la adquisición de las acciones de Telecom es una demostración que el servicio del ‘triple-play’ (telefonía, Internet, televisión) está a la orden del día. Ernesto Gutiérrez, capitalista K del grupo Eurnekian lo dice sin rubor: “hay al menos una decena de interesados en la compañía” –en referencia a Telecom (Ambito, 22/9). Tanta avidez no responderá a que los desalojaron del negocio. La ocasión para la ‘reentré’ de estos pulpos la brindará la ley de telecomunicaciones, cuando deba repartirse el manejo de la estructura instalada. En ese momento, Clarín también hará su oferta, puesto que es uno de los postulantes para entrar en Telecom.

Por otra parte, en la reunión que la Presidenta tuvo el miércoles 23 en Nueva York con la elite empresarial, recibió el respaldo a la Ley de Medios del representante de Fox International Channels, porque “adaptará el mercado argentino a los nuevos tiempos” (La Nación.com).

Este negocio de buitres explica el final que se va avizorando de la novela: los multimedios que deban proceder a desinversiones para adecuarse a la ley gozarán ahora de tres años de tiempo, gracias a las modificaciones que hará el Senado. El diputado oficialista Rubén Morgado dijo que el plazo que tendrán los grupos empresarios para desprenderse de medios empezará a correr “desde que la autoridad de aplicación establezca los tiempos de transición”. Morgado añadió que definir la “autoridad de aplicación” podría demorar varios años...

De aquí a finales de 2012 hay un enorme espacio de tiempo para acomodar a todo el mundo en la redistribución de la industria audiovisual. Seguramente habrá un lugar también para las cooperativas telefónicas que negrean a consumidores y trabajadores en numerosas localidades del interior, pero en calidad de tercerizadas. El pequeño capital no puede competir con el grande en una industria de cambios constantes, que se ha destacado por ser la única que atrajo capitales en el curso de la presente crisis mundial.

La centroizquierda se deshoja

Cuando se despoja al debate audiovisual de sus mentiras, lo que queda es el completo sometimiento del gobierno a los grandes capitalistas y el total servilismo político de la centroizquierda. ¿A quién creen estos prohombres que le está reservado el espacio que se le recortará a Clarín? ¿A la Solanas Production? Los centroizquierdistas que votaron con los K en diputados saben perfectamente que estamos ante un proyecto para los monopolios telefónicos, pero han preferido esconderse detrás de la hoja de parra que les tiró la Presidenta hasta mejor ocasión.

Pero para el común de los mortales la inconsistencia centroizquierdista no es una novedad, aunque lamentablemente espera que la próxima vez no sea cierto.

Jorge Altamira