El inicio de la propaganda gratuita reiteró un hecho que ya se había producido en 2011: los spots del Frente de Izquierda han sido objeto de numerosos comentarios y reconocimientos, algunos impensados. En el programa de Gustavo Sylvestre, dos publicistas – el kirchnerista Braga Menendez y el derechista Dreyfuss- analizaron extensamente los diferentes spots de la campaña. Después de un juicio lapidario sobre la mayoría de ellos, rescataron a “los de Altamira” (sic) por presentar “un concepto” y “una agenda”. Se referían, en particular, al spot referido al impuesto al salario. En él, una ficticia oficina de la Afip -magistralmente reconstruída- ve pasar a especuladores financieros ante un inspector que los declara “exentos” del impuesto a las ganancias. En cambio, una maestra es invitada “a pasar” para pagar el impuesto. La primera serie de spots se completa con la escena del vestuario de una fábrica, donde asoma la precarización laboral y sus consecuencias: la extensión de la jornada laboral y el trabajo los fines de semana. El tercer spot de esta primera tanda exhibe a trabajadores mirando por la televisión las movilizaciones de Brasil: “por el transporte público, la educación y la salud”, ¿no te suena?”. En los próximos días, aparecerán nuevos spots de fuerte impacto, con la cuestión jubilatoria y la lucha contra la burocracia sindical y el vacimiento ferroviario, entre otras cuestiones.
Ficción y realidad
Como en 2011, hemos sostenido una estructura de spot que comienza con una parte actuada -en la que se concentran diversos reclamos- y un remate de los candidatos de cada distrito. En este caso, el remate de los candidatos de la Capital y Buenos Aires señala que los reclamos expuestos están vigentes y que la izquierda lucha cotidianamente por ellos. En consecuencia, “necesitamos la izquierda en el Congreso”. Notablemente, salvo alguna excepción, ningún partido ha podido copiar nuestras “ficciones”. Ocurre que éstas traducen, de un modo contundente, la vida de los trabajadores y sus reclamos. Expresarlos en la veracidad de una asamblea, un vestuario o una cantina refleja un conocimiento y un compromiso con esas aspiraciones. En sus “ficciones”, los spots del Frente de Izquierda apuntan sobre una realidad que exige una transformación social. Las “realidades” o construcciones de los otros spots que vimos son mistificaciones de la realidad, o sea ficciones. Es que los partidos y candidatos capitalistas -del oficialismo o de la oposición- nunca podrían explicitar su verdadera agenda, que consiste en darle una “salida” a la presente crisis nacional a través de devaluaciones o ajustazos. Entonces, deben recurrir al “relato” para sostener su propaganda electoral. En oposición a ello, los spots del Frente de Izquierda han llamado la atención por explicitar un programa a partir de los agravios más importantes que sufre la población trabajadora.
La salida de los spots políticos suele ser también un torneo de prestigio entre las más costosas agencias de publicidad, las que prestan servicios a las campañas del gobierno o la oposición tradicional. La calidad de los spots del FIT ha competido con ellas, lo que fue reconocido también por varios periodistas. Pero nuestro mensaje no ha sido derivado a ningún publicista: todo el trabajo de los spots es el resultado de los agrupamientos de documentalistas y cineastas que militan en los partidos del FIT: Ojo Obrero (PO), el Frente de Artistas (PO), Contraimagen (PTS) y compañeros de IS. La propia factura de los videos expresa, por lo tanto, una construcción política en el ámbito artístico y cinematográfico. Actores de fuste, como Iván Moschner y Julio Cortés, han colocado su esfuerzo y su calidad interpretativa por razones de convicción militante.
Invitamos a todos los amigos y simpatizantes del Partido Obrero y del Frente de Izquierda a difundir los spots por las redes sociales y a hacernos llegar sus comentarios como parte de la batalla por el voto que tendremos en las próximas y decisivas semanas.
Marcelo Ramal